Tras el encuentro...

Ver vídeo del encuentro con testimonios - https://www.youtube.com/watch?v=QgSZ97oc-EA&t=17s

Ver vídeo con las etapashttps://www.youtube.com/watch?v=TwvDWdVcl8Y&t=21s Con la música de los himnos del bicentenario

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CARTA DE FIAT A LA CONGREGACIÓN

París, 1 de septiembre del 2017

Muy queridas hermanas, amigos, peregrinos….

¡Después de casi tres años de espera, el deseado día llegó! “Encuentro Internacional”…”Festival”…”Peregrinación”. Los diferentes nombres que la celebración fue tomando en nuestras diferentes realidades y lenguas ya hablaba de esa “libertad de la gracia” tan propia de nuestro espíritu,  y de una amalgama de expectativas y deseos sobre esta Fiesta del Bicentenario.   Preparada con mucha antelación, tratando de implicar a todos y cada uno de los miembros de nuestra gran familia Asunción,  cuidando  los detalles, llenando de sentido cada etapa y cada gesto, tratando de prever lo imprevisible. Concurrieron a la cita 250 jóvenes y hermanas de 17 provincias y todas las realidades estuvieron representadas, de una u otra manera, participando como peregrinos, sirviendo en los diferentes equipos o apoyando en la logística.

Este proyecto ha sido una hermosa y audaz aventura de amor por nuestros jóvenes y por nuestras Madres fundadoras. Una aventura que se volvió multicolor y fue tomando rostro e identidad en nuestras provincias. Pero hay  locuras contagiosas, locuras para la esperanza, sueños que se traducen en signos visibles portadores de vida. Creemos que todos podemos decir que fue una locura que valió la pena. Estrenamos la primera experiencia de convocatoria internacional de jóvenes en la Congregación, y los 200 años de MME y MTE nos dieron un contexto maravilloso.

Es verdad, toda novedad trae sus múltiples aprendizajes y uno esencial fue comprender que enfrentábamos -en pequeña escala- las dificultades y las heridas que tiene nuestra familia humana: las diferencias de recursos, las limitaciones en la comunicación, las fronteras que se cierran, el miedo ante la violencia y lo diferente…La solidaridad del Cuerpo Asunción quiso salir al encuentro de estas imposibilidades y en gran medida la buena voluntad, las ideas y los dones de unos y de otros se pusieron en juego para ganarle la batalla a esa cultura de la exclusión que nos rodea por todos lados. Sin embargo no pudimos impedir la ausencia de algunos que-  por cuestiones de visados-  tuvieron que acompañarnos de otra manera. O de otros que por diferentes razones se quedaron en el camino. Los supimos presentes todo el tiempo…

Si nos ponemos a pensar en los tres “títulos” que hemos dado a esta fiesta (Encuentro, Festival y Peregrinación), y en los objetivos que propusimos a los jóvenes desde el inicio de la experiencia en Peltre (traspasar fronteras, celebrar, comprometernos en la búsqueda),  les compartimos un ensayo de relectura que pone a danzar juntos estos nombres y estos verbos en un sólo y armónico movimiento.

Hemos salido AL ENCUENTRO DE LOS OTROS, en un esfuerzo constante por traspasar nuestras fronteras culturales, de lengua, de edad y de experiencias. Tal vez ha sido una de las experiencias más significativas de estos días y probablemente la de mayor impacto inicial para nuestros jóvenes. 34 nacionalidades (incluso de países donde la Asunción no está presente, como Uganda, Haití, Fidji, Colombia o Panamá…) tratando de vivir por unos días un laboratorio de comunión fraterna. Las comunidades de vida interculturales e intergeneracionales, los momentos de oración en lenguas diferentes, las noches festivas donde presentábamos nuestras provincias, fueron momentos privilegiados de encuentro para poner en juego la riqueza de nuestras diferencias y maravillarnos de ese lenguaje común de familia que nos une y que teje lazos muy fuertes.  Hemos dejado que la belleza y el desafío de  nuestra internacionalidad se volvieran canto y profecía en estos días en que resonaba en nuestros corazones ese minuto en silencio por la paz luego del atentado de Barcelona, la tarde misma de la apertura del Encuentro. Ese esfuerzo por construir la comunión pasaba por la comprensión de los ritmos diferentes, por la benevolencia para acoger los imprevistos y por la disponibilidad para prestar pequeños servicios con alegría. Pasó también por la liturgia – orante, fraterna e incluyente- por el trabajo en los diferentes equipos de servicio, que debieron también aprender a encajar las diferencias de lengua y nacionalidad, en función de este bello proyecto que la Congregación nos proponía. Tratamos de aportar amorosamente nuestro granito de arena para ganarle una batalla a la irracionalidad fratricida y sentimos que el Señor y nuestras Madres nos regalaron esos días la gracia de construir puentes, de asombrarnos por tantos y diversos dones como se viven en la Asunción y sacar provecho de todo ello.

Sin duda, también hemos vivido UN FESTIVAL. En toda su dimensión evocadora y celebrativa. Hemos celebrado la  vida de nuestras primeras hermanas, la belleza de nuestro Carisma y sus expresiones, la santidad de la familia, la riqueza de nuestras culturas. Cada oración compartida, cada misa cotidiana, incluso cada uno de nuestros largos viajes en bus (además de reparar nuestras horas de sueño y nuestro cansancio) fueron momentos para detenernos, admirarnos de lo que el Dios de la vida nos regalaba, escuchar a los compañeros de camino y celebrarlo todo. ¡Tantos gestos significativos, tantos símbolos expresivos!…el agua bautismal y la tierra multicolor con la que sembramos la viña en Preisch, el asombro ante los testimonios, el silencio emotivo y agradecido en la Galería de la Santidad, la alegría desbordante en la obra de teatro, la danza procesional hacia el Santuario de MME, la música y el canto de nuestras tierras resonando en la catedral de Notre Dame de Paris, la entrega de los regalos de nuestras provincias, el Banco de la Amistad que quedó como testigo  de nuestras risas y oraciones en Auteuil…Cada uno podría continuar esta larga y entrañable lista con sus vivencias personales…

E indudablemente, hemos sido PEREGRINOS.  Hemos hecho  camino junto hacia los lugares santos de la Congregación, pero también hacia nuestros propios deseos y aspiraciones, hacia ese lugar hondo e íntimo donde obra la gracia, donde nos hacemos preguntas fundamentales y vivimos aprendizajes a veces inefables. Cada uno vivió esta PEREGRINACIÓN de manera diferente, y sentimos que el Señor nos salió al encuentro tal vez no precisamente como lo habíamos previsto. Algunos pudieron haber echado en falta algo, otros sentirse demasiado a gusto con lo que encontraron. El Dios de las sorpresas nos tenía preparado algo diferente y único para cada uno y nuevas tareas se nos presentan ahora: saborear, recordar –volver a hacer la peregrinación del corazón-,  agradecer lo que se nos ha regalado. ¡Y hacer fecunda tanta vida recibida! Hagámoslo de la mano de nuestras dos Madres, que llegaron a ser expertas en este arte de gustar, releer y tocar el fondo de cada acontecimiento. 11 días intensos… ¡¡¡parece mucho y a la vez es tan poco!!!

Una inmensa y profunda gratitud nos habita, es verdad. Tenemos la sensación de haber alumbrado una vivencia que puede “detonar” iniciativas creativas en nuestras provincias.   Toda experiencia siempre es perfectible, pero sentimos que el balance es bastante positivo.  FIAT quisiera agradecer el compromiso incondicional, tanto de los jóvenes que asumieron plenamente su protagonismo durante el Festival, como el de las hermanas –¡y nuestro dos Padres peregrinos!-  que con su presencia discreta, entusiasta y positiva cumplieron su misión de acompañar y ser testigos de la alegría del seguimiento de Jesús en la Asunción y en la Iglesia. Creemos que el diálogo intergeneracional, la diversidad de nuestras vocaciones, el aporte internacional en los diferentes talleres, permitió un intercambio rico que tanto jóvenes como hermanas supieron valorar y aprovechar. Ni qué decir de la entrega de los diferentes equipos: liturgia, logística, alimentación, buses, comunicación, etc… ¡la lista sería muy larga, pero todos están incluidos!

Una pregunta queda resonando en la brisa suave después de tanto milagro, encuentro, risa, canto,  fiesta y despedida. Y TÚ,  ¿QUÉ HARÁS AHORA? Es un eco que permanece no sólo en el corazón de los jóvenes, sino también en el de las hermanas, expresado de varias manera en las diferentes evaluaciones durante el Festival…”¿Qué viene ahora? ¿Qué continuidad posible a lo que hemos vivido? ¿Qué puertas se abren en y para la Congregación a partir de esta experiencia?”

Y TÚ ASUNCIÓN, ¿AHORA QUÉ? No tenemos respuestas aún. Pero les prometemos tratar de buscar con ustedes. Durante nuestra Peregrinación escuchamos varias veces la palabra “responsabilidad”. Y en la misa de Notre Dame, Mons. Beau nos recordó que, “al acoger la alegría, esta debía conducirnos a un compromiso verdadero”. Hemos recibido tanto, antes y durante el Encuentro, cientos de gestos generosos tras bastidores,  que ahora queremos “hacernos cargo de tanta alegría”, y apostar por la vida en plenitud haciendo crecer el Reino con los jóvenes, en esta Asunción y con este carisma que María Eugenia soñó especialmente para ellos.

¡Gracias, Merci, Thank you…! En todas las lenguas del amor, y ¡hasta el próximo proyecto donde el Amor quiera llevarnos!

Sus hermanas,

Marie Valerie, Lola, Mary Ignatius, Leonie y Mayi

 

Pd. Pueden seguir el evento en la página web de la Congregación y en FB: Assumption Assomption Asunción Festival