Cándida, AMA en Muisne
El mes de julio lo pasé en la comunidad de la Asunción, en Muisne, Ecuador, y ha sido una de las experiencias más inspiradoras de mi vida. Desde el primer día, quedé profundamente tocada por la devoción y entrega de las religiosas, la calidez de la comunidad, y la pureza de corazón de los niños y las niñas del colegio, con quienes compartí momentos inolvidables impartiendo clases de yoga. Su apertura y entusiasmo hicieron que cada día se sintiera como un regalo.
Esta experiencia fue intensa y profundamente enriquecedora. Las hermanas me recibieron con los brazos abiertos, haciéndome sentir en casa desde el primer momento. Me dieron el tiempo para adaptarme, pero también me animaron con entusiasmo a compartir todo lo que podía ofrecer a la comunidad. Su confianza y cariño me hicieron sentir valorada y acogida en cada paso del camino.
Como profesora de yoga y meditación, fue una auténtica bendición poder compartir estas prácticas con los niños del colegio, con sus profesores, con las trabajadoras de Cáritas, con los ancianos de Muisne y con las mismas religiosas. Todo esto, junto con los ritmos de la liturgia diaria, las Misas comunitarias por las tardes, el día de Retiro, la jornada solidaria y el adentrarme en la espiritualidad de Madre María Eugenia, ha dejado una huella profunda en mi vida.
De niña soñaba con ser misionera. Este mes no solo me permitió cumplir ese sueño, sino que también me llevó a un encuentro más profundo con Jesús. Cada día en Muisne fue un recordatorio de lo afortunada que soy al poder caminar junto a personas que dedican su vida al amor incondicional, la devoción y la entrega.
Cándida Vivalda