Ejercicios Espirituales en León – julio 2021

 

Del 21 al 30 de julio, nos hemos dado cita en León para hacer lo que ya tradicionalmente llamamos “ejercicios espirituales de Provincia”, 45 hermanas, una persona laica miembro de Asunción Juntos con el compromiso de vida y una profesora del colegio de Ponferrada.

Este año los ejercicios tenían dos modalidades: presencial y telemática. 8 personas se conectaban por “Teams” desde sus respectivos lugares de vida: Madrid, Riofrío, Dalías, Málaga, San Sebastián, Gijón y Lourdes (Sandra del Consejo General) y las demás, junto a dos hermanas que facilitaban el acompañamiento y el director de los ejercicios, el P. Julio Martínez, jesuita que acaba de terminar su misión como rector de la Universidad de Comillas, estábamos presentes en nuestra casa de León, en la parte de la Residencia que tenemos alquilada desde hace unos años, pero en donde siempre reservamos esta semana para nuestros ejercicios anuales.

Han sido días muy intensos, muy bonitos y profundamente renovadores. Cada una de nosotras llegábamos desde la vivencia cotidiana, cargadas con el peso de un curso no fácil con la sobrecarga de la pandemia que, con sus altos y bajos en cifras de contagios, no ha dejado de influir en nuestras vidas de manera no siempre negativa, pero ciertamente significativa e inquietante.

Julio Martínez nos ha planteado los ejercicios de manera muy ignaciana, muy contextualizados en las circunstancias actuales, pero llamándonos desde el principio a no centrarnos en nuestras dificultades, bloqueos o desesperanzas, sino a centrarnos en la búsqueda del encuentro con el Señor, a disponernos a ello, para que emergiera el verdadero centro y deseo de nuestra vida: renovarnos en el seguimiento de Jesús, invitados como somos a vivir con El  y como El, es decir: intimidad e identificación, para ser enviados a la única misión que Jesús nos da: ser, como El, cauces de misericordia para los demás.

El clima de la casa, la pedagogía ignaciana de la que Julio es un maestro, la liturgia de cada día y la celebración de la Eucaristía, han sido de gran ayuda. Nos hemos sentido “comunidad en retiro” junto a toda la Provincia.

Una vez más hemos percibido con fuerza la necesidad del discernimiento en nuestra vida cotidiana y de pedir esta capacidad al Espíritu que, junto con la paz y la misión, son dones del Resucitado.

Renovadas por estos días de silencio sonoro y de soledad habitada, tras celebrar la fidelidad de Dios en nuestras vidas y particularmente en la de Pilar Díez que, junto a todas nosotras ha renovado sus votos tras 50 años de vida religiosa en la Asunción, volvemos a nuestra Galilea o Nazaret cotidianos, llenas de agradecimiento y con el corazón abierto y disponible.