PATRIS CORDE DEL SANTO PADRE FRANCISCO

PATRIS CORDE DEL SANTO PADRE FRANCISCO

El día 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, el papa Francisco declaró que hasta el próximo 8 de diciembre será el año dedicado a san José. Justo cuando se cumplen 150 años de que el beato Pío IX lo declarará patrono de la Iglesia Católica.

En esta nueva carta apostólica el Papa nos ofrece un retrato de san José para que nos acompañe a lo largo de todo el año 2021. Los evangelistas Lucas y Mateo se refieren poco a la figura de san José, pero lo suficiente como para entender quién fue san José y también que tipo de padre fue.

San José, humilde carpintero, desposado con María, hombre justo, dispuesto a hacer la voluntad de Dios manifestada en su Ley y en los sueños que tuvo. Asumió la paternidad legal de Jesús, que lo presentó en el Templo y huyó a Egipto para proteger a Jesús. Que más tarde lo buscó angustiado cuando su Hijo se perdió en el Templo. De san José es justo y necesario destacar su papel en la Historia de la Salvación.

San José, figura extraordinaria y cercana a nuestra condición humana. Desde lo que hemos vivido en el tiempo de Pandemia y en esta situación de “nueva normalidad” nuestra vida está tejida y sostenida por personas comunes. En este Santo todos podemos encontrar un intercesor y un guía en tiempos de dificultad. El Papa dedica a todos los aparentemente ocultos una palabra de reconocimiento y gratitud.

En siete puntos, el papa Francisco pinta y ahonda en el retrato de san José.

La huida a Egipto. EL GRECO

Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado

  1. Padre amado: san José es siempre el padre amado por todo el pueblo cristiano. Hay una multitud de Iglesias, Institutos religiosos, santos y santas que le tienen y le han tenido una gran devoción. Entre ellos el Papa destaca la santa española Teresa de Jesús.
  2. Padre de ternura: solo la ternura nos salvará del dedo acusador. José nos enseña a tener fe en Dios, un Dios que puede actuar incluso a través de nuestros miedos y fragilidades. Dios siempre tiene una mirada más amplia. No debemos, como José, tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca.

  3. Padre de la obediencia: obedeció a los sueños, que era el medio por el cual Dios manifestaba su voluntad en la antigüedad. En este punto Francisco apoyado en los textos bíblicos desgrana como José va pronunciando su “Fiat” como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní.

  4. Padre de acogida: José acoge. Se presenta como una figura de varón respetuoso, pero no se resigna pasivamente. Es fuerte y valiente. La acogida es un modo por el que se manifiesta en nuestra vida el don de la fortaleza que viene del Espíritu. “Como Dios dijo a nuestro santo: «José, hijo de David, no temas» (Mt1,20), parece repetirnos también a nosotros: “¡No tengan miedo!”. Tenemos que dejar de lado nuestra ira y decepción, y hacer espacio -sin ninguna resignación mundana y con una fortaleza llena de esperanza- a lo que no hemos elegido, pero está allí”.  
  5. Padre de valentía creativa: en las dificultades que encontramos en la vida y en la propia historia Francisco habla de la valentía creativa. Esta surge cuando encontramos dificultades. En momentos parecería que Dios no nos ayuda, esto no significa que nos haya abandonado, sino que confía en nosotros, en lo que podemos hacer, inventar y encontrar. En la valentía creativa de José debemos aprender el mismo cuidado y responsabilidad: amor al Niño y a su Madre.

  6. Padre trabajador: imploremos a san José obrero para que ninguna persona esté sin trabajo. El trabajo se convierte en la participación de la misma obra de salvación. De san José, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa como el pan que es fruto del propio trabajo.

  7. Padre en la sombra: nadie nace padre, sino que se hace. Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. Cuando en la tradición a José se le añade el apelativo de casto quiere expresar un amor que no posee, es una lógica de un amor vivido en libertad. José nunca se puso en el centro, supo descentrarse y poner a Jesús y a María en el centro. José no es un hombre frustrado, es confiado. Siempre supo que el Niño no era suyo, que le había sido confiado a su cuidado. Cuando ejerzamos la paternidad debemos recordarnos que nunca es un ejercicio de posesión. José evoca la condición de todos nosotros: sombra del único Padre celestial y de sombra que sigo al Hijo.

 

El Papa termina de la siguiente manera “No queda más que implorar a san José la gracia de las gracias: nuestra conversión. A él dirijamos nuestra oración:

Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal. Amén”.

La huida a Egipto. EL GRECO

Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado