10 de marzo, fiesta de santa María Eugenia de Jesús

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En este momento, conoce a otro predicador, el Padre Combalot que soñaba desde hacía tiempo en una obra de educación convencido de que solamente a través de la educación, se podrá evangelizar las inteligencias, hacer que las familias fuesen verdaderamente cristianas y así transformar la sociedad. Ana-Eugenia acepta este proyecto como un deseo de Dios.

En 1839, María Eugenia se convierte en Fundadora de las Religiosas de la Asunción junto con otras dos jóvenes. Empiezan una vida comunitaria de oración y de estudio en París. En 1841, abren el primer colegio.

Las primeras hermanas de la Asunción quisieron unir los antiguos tesoros de la espiritualidad y de la sabiduría de la Iglesia con una nueva forma de vida religiosa y de educación que respondieran a las necesidades de las mentalidades modernas. La Congregación, contemplativa y apostólica, desarrollará una espiritualidad centrada en Cristo y en el misterio de la Encarnación.

María Eugenia de Jesús muere el 10 de marzo 1898. Beatificada por Pablo VI (1975), fue canonizada por Benedicto XVI (2007).

Ana-Eugenia Milleret nace en 1817 en Metz (Francia). Dotada de gran sensibilidad, de bondad, generosidad y rectitud, recibe de su madre una educación que le da un carácter fuerte y el sentido del deber y la vida familiar desarrolla en ella una curiosidad intelectual, un interés por las cuestiones sociales, una amplitud de mirada.

Su primera comunión fue una fuerte experiencia mística en la que se escondía todo el secreto del futuro. Solo más tarde, captará el sentido profético de esta experiencia.

A los 19 años, asiste a las Conferencias cuaresmales en la Catedral de París, predicadas por el Padre Lacordaire; habitado por la visión de una Iglesia renovada jugando un papel nuevo en el mundo, comprende su tiempo y quiere cambiarlo. Conoce los interrogantes y las aspiraciones de los jóvenes, su idealismo y su ignorancia sobre Cristo y la Iglesia. Su palabra llega al corazón de Ana-Eugenia, responde a sus propios interrogantes y despierta en ella una gran generosidad.