AJ en Taizé 2018

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Los jóvenes de nuestro colegio de san Sebastián nos cuentan con imágenes su experiencia: Video 1 y video 2

Experiencia escrita por Mario, alumno del colegio de la Asunción Cuestablanca

Taizé es una comunidad religiosa pero para mí es mucho más que eso, para mí es un movimiento que nació precisamente en Taizé, Francia, de ahí el nombre y que cada año jóvenes de todo el mundo se reúnen en diferentes países. Este año ha tocado la suerte, o para algunos la desgracia, de que se reunían en Madrid.

Y más con curiosidad que otra cosa, Gabriela Luis y yo fuimos a Taizé sin saber muy bien lo que era pero teníamos la sensación de que Taizé nos cambiaría. Con el hermano Alois a la cabeza, Taizé busca la manera de juntar  y de unir a los jóvenes de diferentes religiones e incluso a aquellos que no creen para darles sentido a sus vidas porque Taizé no es solo para las personas religiosas sino para todo el mundo.

Parea mí Taizé se divide en tres partes: conocer, compartir y cambiar.

La primera, conocer, no solo se refiere a conocer a gente, que también, sino conocer a Dios y sobre todo  conocernos a nosotros mismos, y querernos, porque si no somos capaces de conocernos y amarnos a nosotros mismos nunca seremos capaces de poder amar a los demás, a esa gente que viene desde Vietnam, Italia, Polonia, El Salvador, Perú, Francia, Tenerife, Togo o Valencia; gente de diferentes culturas, de diferentes religiones y creencias; gente negra, blanca, mujeres, hombres, gente en silla de ruedas, homosexuales, bisexuales, heterosexuales, monjas, curas, laicos, alumnos o profesoras...A los que les une precisamente lo único que tienen común: que todos ellos son personas.

La segunda parte es la de compartir: compartir experiencias, es decirte que no estás solo, que hay alguien que también ha sufrido lo mismo que tú estás sufriendo y que lo ha superado, es ayudar pero sobre todo es acoger, la hospitalidad.

Una palabra que, aunque la hemos escuchamos muchas veces, no encontramos su verdadero significado: es estar pendiente de aquellas personas que lo están pasando mal y es reírnos con ellos, conseguir sacarles una sonrisa porque, aunque no consigamos que esa persona se olvide de sus problemas, sí conseguiremos que, por lo menos en ese instante, en el que esté junto a 13000 personas que no conoce de nada, cantando en el metro, se sienta feliz y ese problema desaparezca porque, aunque  sea tan solo por un instante, esa persona habrá sido feliz y eso es la hospitalidad.

Y por último, la última idea de Taizé es cambiar.

Porque Taizé no acaba cuando cada uno se va a su lugar de origen sino que ahí es cuando verdaderamente empieza, cuando empezamos a vivir todo lo que hemos aprendido, cuando empezamos a ser buenas personas tanto con nuestra familia, con nuestros amigos y con la gente que no conocemos de nada.

Antes he dicho que si no nos cambiamos a nosotros mismos y si no nos queremos será imposible amar y querer a los demás y cambiar la sociedad en la que vivimos. Pero una vez nos sintamos a gusto con nosotros mismos, siendo nosotros mismos y no la persona que los demás quieren que seamos, sino la que queremos ser nosotros, solo en ese momento, podremos cambiar el mundo y podremos dar el máximo por las personas, podremos acoger y ayudar a los demás como hizo el buen samaritano porque al mismo tiempo la persona acogida nos está llenando por dentro y está, sin darnos cuenta, haciéndonos ser nosotros mismos y avanzar.

Porque no hay un solo doctor y un solo paciente sino que todos nosotros somos doctores y al mismo tiempo pacientes, todos hacemos brillar y brillamos gracias a los demás porque  tal y como dijo María Eugenia: “es una locura no ser lo que se es en la mayor plenitud posible”.

Porque, aunque no creas si hay algo más allá, si eres buena persona, si respetas a la gente, si ayudas a todos sin querer recibir nada a cambio y si te preocupas de todos y cada una de las personas que te rodean, estoy seguro de que esa persona que no cree alcanzará la vida eterna pero si no hay nada mas allá por lo menos habrá disfrutado al máximo de la vida. Tal vez eso sea lo que signifique Taizé.

Gracias